ESCUELA DE ARTE LIBRE
La “Escuela Luján Pérez” fue fundada, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria por Domingo Doreste, “Fray Lesco”, el 6 de enero de 1.918 con los mismos objetivos que, adecuadamente actualizados se señalará.
-Fiel a sus principios fundacionales, la “Escuela Luján Pérez” estructurará su funcionamiento interno de acuerdo con la necesidad de que el arte plástico canario sea un movimiento espiritual y un claro reflejo de la gran estética de nuestro tiempo.:
- La Escuela es fruto de un acto de espontaneidad y medra gracias a una compenetración íntima entre Profesionales y alumnos.
- La Escuela ha de ser centro de iniciativas y plantel de artistas decoradores y creadores, un verdadero “conviviun”.
- la Escuela evita toda tentativa de uniformidad, todo espíritu de servil imitación.
- La Escuela es de tipo libre, consorcio espontáneo de maestros y discípulos, en la que han de conservar lozanos el espíritu personal y la autonomía profesional.
- La Escuela aspira a crear aptitud, no suficiencia oficial.
- La Escuela no es Academia ni un centro docente. Es un laboratorio de arte que conserva la frescura y la espontaneidad de su origen.
-Fiel a sus principios fundacionales, la “Escuela Luján Pérez” estructurará su funcionamiento interno de acuerdo con la necesidad de que el arte plástico canario sea un movimiento espiritual y un claro reflejo de la gran estética de nuestro tiempo.:
- La Escuela es fruto de un acto de espontaneidad y medra gracias a una compenetración íntima entre Profesionales y alumnos.
- La Escuela ha de ser centro de iniciativas y plantel de artistas decoradores y creadores, un verdadero “conviviun”.
- la Escuela evita toda tentativa de uniformidad, todo espíritu de servil imitación.
- La Escuela es de tipo libre, consorcio espontáneo de maestros y discípulos, en la que han de conservar lozanos el espíritu personal y la autonomía profesional.
- La Escuela aspira a crear aptitud, no suficiencia oficial.
- La Escuela no es Academia ni un centro docente. Es un laboratorio de arte que conserva la frescura y la espontaneidad de su origen.
sábado, 24 de diciembre de 2011
LP/DLP La sala de arte del Club LA PROVINCIA acoge a partir de hoy, a las 20.00 horas, una exposición en homenaje al pintor grancanario Jorge Oramas, en el centenario de su nacimiento. Se trata del elemento aglutinador de una muestra colectiva en la que participan 39 artistas que han pasado por las salas de este centro. Óleos, acrílicos, acuarelas, grabados, serigrafías, esculturas... representativos de los distintos talleres, estarán expuestos hasta el día 25 de junio.
Asimismo, la Escuela ofrece un cuadro homenaje colectivo realizado con motivo de los 100 años del periódico LA PROVINCIA. Para Teo Mesa, director de la Escuela, "el talento consustancial y el autodidactismo ejercido, fueron los dos valores artísticos fundamentales, con los que el joven Jorge Oramas ingresó en la Escuela Luján Pérez en 1929". Destaca, por otra parte, que "su arte pictórico se caracteriza por el desarrollo de un dibujo autoaprendido, bajo las propias emociones y sentires del artista, cuasi servil al modelo, pero interpretado por sus particulares maneras de verlo y entenderlo, en los cánones de su crisol espectral".
Ángel Tristán, director del Club LA PROVINCIA, subraya: "Celebramos en una misma exposición dos acontecimientos: el centenario del periódico, fundado en 1911, y el centenario del pintor Jorge Oramas. LA PROVINCIA, Oramas, la Escuela Luján Pérez se han unido para que unas cuarenta personas, hombres y mujeres, jóvenes y mayores, cuelguen sus obras en las paredes de CLP. La páginas de este periódico, por otra parte, atestiguan la presencia constante de la Escuela en la vida de Las Palmas de Gran Canaria", añade el periodista en el catálogo.
Orlando Hernández descubre sus piezas de "poesía y fuego" - La Provincia
Magmas forjados
En el arte actual existen dos tipos de artistas: los que aspiran a la gloria de una frívola fama o, al encumbramiento personal y comercial; y aquéllos otros, que alejados de toda vanidad y boato, solo buscan resarcir su ego místico, su alter ego más profundo y unipersonal. Orlando Hernández está afiliado, con todo su convencimiento interno, a este segundo grupo de artistas. Aquéllos que hacen del arte un credo y una vocación suprema, una sincera razón de vivir y estar en este mundo. Y en él existe por una causa. Su principio está fundamentado en la constancia del trabajo artístico, en la persistencia de la búsqueda de las formas. Es, desde que comenzó con esta singladura del arte, un pertinaz trabajador en la creación de peculiares figuras en volúmenes tridimensionales. El éxito lo tiene alcanzado de antemano a nivel interno: que la obra le convenza primeramente como creador, siendo éste uno de los principios más solemnes de todos los artistas. Lo demás son opiniones y argumentos colaterales. Y esta es su principal razón, para crear en el arte y sentirse artista, lo que tiene reafirmado de forma categórica. Es, en definitiva, en su raciocinio emocional, un aplastante motivo y motivación, para simplemente sentirse compensado en la labor artística, exaltando todos sus sentidos sensoriales con su arte. Y de esta manera, se vivifica místicamente.
El hierro, el acero, el acero cortén, etc. todo lo que sean materiales férreos o extraídos de las entrañas más profundas de la tierra, están hoy día encuadrados, de forma inevitable, en el discurso plástica de Hernández. Pero para hacer dúctil los hierros, doblegarlos en sus enérgicas masas, y otorgarles formas plásticas, debe usar el primitivo elemento del fuego. Con la aplicación y el manejo de este fuego, da formas a nuevas estructuras, generadas por la sapiencia de quien sabe lidiar y conjugar el fuego y la materia, en el encuentro de ¿…? Tampoco lo sabe el artista creador, cuando escruta con el material y el fuego. Aún cuando tenga un rudimentario boceto en su mente o dibujado en papel, de lo que desea primigeniamente, para dar forma estructural a sus piezas preconcebidas. Pero las materias primas de todos los materiales de las esculturas son muy obstinadas y caprichosas, y lleva, también al escultor Orlando Hernández, aún con sus hierros acerados y sus llamaradas de fuegos, para plegarlos en sus inamovibles durezas, a los antojadizos terrenos que desea la misma materia. Por lo que en tantas veces, las materias escultóricas omiten al propio creador. Creen osadamente todos los escultores, que son auténticos dominadores de los duros y rígidos, y a veces crueles, materiales plásticos de uso en las esculturas.
Esta serie de obras, realizadas en hierros acerados, que titula el artista Poesía a hierro y fuego, tiene su principio emotivo en unos antecedentes históricos predeterminados, intuidos por el propio artista, basando sus obras en la mitología griega. Y así lo enfatiza el artista, cuando razona sobre los planteamientos primigenios de sus esculturas. Pero conociendo al artista y observando todos esos eslabones, prismas, otras figuras inconcretas y protohumanas, que albergan un carácter de solo insinuación, en el esquemático dibujo que subyace en las obras de Orlando Hernández, me inclino en deducir, que también es un grito desgarrador, que desea manifestar en férrea protesta ante la adversidad y vilipendios que los seres humanos, en su inmensa mayoría, sufren en nuestro planeta. Máxime ahora con las ignominias tropelías a que someten a la humanidad más desfavorecida.
Los multiplicados eslabones que surgen del interior, que enrollan a las figuras, atenazándolas, amordazándolas, anulándolas en su libertad de pensamiento, obra y acciones más elementales de los seres humanos. Ese agitador bramido de protesta está inherente en sus obras –opino—, lo que también subyace en la mente del artista, porque es persona humanitaria de compromiso con sus principios éticos y con los demás congéneres, que compartimos dura vida en este solar llamado Tierra. Estas reprobaciones ante la usura y la vil codicia, están inscritas en sus presentes manifestaciones plásticas, y no son solo unas razones de la estética por la estética. No tiene la intención de crear arte, por el hecho de conjugar los elementos artísticos de forma composicional y ordenada, existe otra tesis intrínseca de peso (humano). La libertad, su dignidad y la primaria razón de vivir del hombre, que cada día la cercenan y la hacen más dependiente de los insolidarios y desalmados que dominan nuestras vidas y el planeta. Todas sus obras llevan un manifiesto, en la particular protesta de Orlando Hernández. Ese, creo advertir, que es su discurso plástico, el misterio que entraña su obra. Y lo desea materializar, por sus aceros, para que el enérgico aullido llegue a sus apesadumbrados congéneres. Para que sepan que él también lo sufre. Su voz, su denuncia, su manifestación silenciosa, es de hierro acerado.
Los acerados grilletes, imbricados en varias formas y posiciones, y las figuras inventadas por su momento descubridor, están sublimadas por el calor de la llama, que calienta y enrojece la materia para reducirla. En ellas está presente un dibujo reflexionado, pero que el mismo se pierde, cuando la materia antojadiza le dirige por otros derroteros. Es un dibujo analítico, simple, el que prefiere el escultor, solo para delimitar resolutamente la estructura, rompiendo con los cánones establecidos de lo bien hecho o académico. Dichos eslabones, se sumergen o emergen del interior de las figuras, que huecas éstas, generan un vacío a propósito, tanto en las figuras humanoides como en las geométricas, que el escultor la da ex profeso, en cada una de las piezas. En estos vacíos juguetean las ristras de eslabones, siendo un elemento simbólico en su mensaje, y también en ejercicios estéticos, los cuales serpentean lúdicamente, como una abigarrada cadena de anómalos enlaces. Éstas y las figuras deben ser leídas en la contemplación del espectador, en su singular discurso. Y una vez terminado todo el conjuro, por el hechizo de los indescriptibles medios procedentes de la ignota naturaleza y la sinrazón de la creación artística, a veces tan lunático como el loquinario que subsiste en los artistas; otras con el uso de la razón artística, del conglomerado de elementos enlazados que componen la obra. Al final de la concepción, se apresta al cromatismo del hierro en su estado puro, por lo que echa mano de su experiencia y artificios, para otorgarle otro color, en estos casos: uso del empavonado y los ácidos, dando a cada pieza un color negruzco o caneloso y disparejo en su faz.
Teo Mesa.
Orlando Hernández descubre sus piezas de "poesía y fuego" - La Provincia
viernes, 23 de diciembre de 2011
lunes, 5 de diciembre de 2011
LA ABSTRACCIÓN: Nueva y centenaria
En sintonía con las posibilidades de la labor experimentadora de un lenguaje que hace exactamente un siglo surgió en las artes plásticas contemporáneas, si bien con raíces atemporales, se han ido incorporando en la escultura otras vertientes y facetas, buscando profundizar en materiales tradicionales o industriales. Estos nuevos ángulos, en su simplicidad o complicación nos acercan tanto a la naturaleza como a la capacidad transformadora del hombre y en ellos nos encontramos felizmente con la obra reciente de Teo Mesa. Un artista cuajado que rinde homenaje a la que ha sido seña de identidad de la igualmente casi secular -la escuela Luján Pérez de Las Palmas- y a la que tan íntimamente vinculado.
Si algo representa bien la citada escuela, es el haber buceado en el arte de la modernidad para desde la experimentación encontrar matices y propuestas que, sin desdeñar lo precedente, abran formulas que acentúen la visión personal y novedosa de los artistas, tal como hicieron la mayor parte de sus plásticos más destacados.
Puestos a escudriñar referencias foráneas o nacionales, no faltan en el rico conjunto que ahora nos muestra Teo Mesa concomitancias evidentes o simples chispazos que evocan el constructivismo ruso (Naum Gabo, El Lissitzky, Iván Klioun,…), la escultura de los ´30 a ´60 en el panorama internacional (Jean Arp, Ben Nicholson, Giò Pomodoro,…) o, las propuestas internas (Jorge Oteiza, Pablo Palazuelo, Eduardo Chillida, …), y, mostrando su vigencia y actualidad, roces y conexiones con Sergi Aguilar, Pello Irazu, Ángel Bados o José Luis Moraza, por citar algunos de los más creativos y generacionalmente cercanos.
Pero estos potenciales contactos en nada desmerecen la originalidad de las soluciones aportadas, antes al contrario, en sintonía con los referentes lejanos o cercanos, internacionales o nacionales, es tal el grado de riqueza sugestiva de las piezas que hoy nos agradan y enardecen. Las referencias a la naturaleza, con incursiones a la geología y sus maclas cristalográficas, así como así como a las estructuras leñosas o erosionadas que se potencian con festones externos o quiebros geométricos internos, son un canto a las fuerzas esenciales, a los organismos vivos y sus pulsiones que a veces se expresan en combinación con un industrialismo básico. Otras veces profundizando en el íntimo valor de las maderas (especialmente vitacolas) con las propuestas matéricas y cromáticas, que activan combinaciones prolijas que operantes se acercan a nuestra sensibilidad, convirtiéndolos no solo en bellas en sí, sino acicates a nuestra imaginación, para encontrar variante probabilísticas de unos materiales y fórmulas que encuentran rica armonía de formas y colores.
Carlos Pérez Reyes. Expresidente de A.E.C.A.
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Definición y principios que conforman a la “Escuela Luján Pérez“
- ESCUELA LUJÁN PÉREZ
- Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain