ESCUELA DE ARTE LIBRE

La “Escuela Luján Pérez” fue fundada, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria por Domingo Doreste, “Fray Lesco”, el 6 de enero de 1.918 con los mismos objetivos que, adecuadamente actualizados se señalará.

-Fiel a sus principios fundacionales, la “Escuela Luján Pérez” estructurará su funcionamiento interno de acuerdo con la necesidad de que el arte plástico canario sea un movimiento espiritual y un claro reflejo de la gran estética de nuestro tiempo.:

- La Escuela es fruto de un acto de espontaneidad y medra gracias a una compenetración íntima entre Profesionales y alumnos.

- La Escuela ha de ser centro de iniciativas y plantel de artistas decoradores y creadores, un verdadero “conviviun”.

- la Escuela evita toda tentativa de uniformidad, todo espíritu de servil imitación.

- La Escuela es de tipo libre, consorcio espontáneo de maestros y discípulos, en la que han de conservar lozanos el espíritu personal y la autonomía profesional.

- La Escuela aspira a crear aptitud, no suficiencia oficial.

- La Escuela no es Academia ni un centro docente. Es un laboratorio de arte que conserva la frescura y la espontaneidad de su origen.








miércoles, 2 de noviembre de 2011

ORAMAS Y SU PINTURA CÓSMICA La obra pictórica de Oramas (Las Palmas de Gran Canaria 1911-1935), posee el privilegio de la singularidad a la que dota de un sello personal, consecuencia de su compleja vida anímica. Basta contemplar sus autorretratos para observar en el rostro la mirada denunciadora de la ebullición interior que conmueve su ser, desde la tremenda soledad existencial a la que las circunstancias de la vida le ha llevado desde su niñez: orfandad, enfermedades, pobreza material crónica, conciencia de su situación por la riqueza imaginativa que despliega su mentalidad de artista, plenitud de vivencias que le llevan a distanciarse de lo que le rodea esencializando su soledad,... Es esta soledad, la que le provoca un distanciamiento de la realidad objetiva lo suficientemente necesaria, para poseer la perspectiva que su sensibilidad le exige, que unida a la idea cenital, solar, lumínica y profunda que domina sus pinceladas, le conducen a la creación cósmica que poseen sus originales cuadros, por otro lado, llenos de misterio y de pura belleza primigenia. La experiencia vivida por Oramas, va templando todo un carácter donde se mezclan el “saber estar”, con sus sonrisas y aparente conformidad ante compañeros y admiradoresprotectores, y la creatividad artística, sobre la que proyecta un expresionismo, entre el realismo y el idealismo, sumamente determinante de su universo interior, al que la práctica de la pintura retroalimenta su hálito vital, a pesar de las circunstancias personales, cada vez que culmina uno de sus cuadros, pensados para espacios pequeños por sus dimensiones, pero con la grandeza espiritual, estética y significado propia de un gran maestro. En la pintura de Oramas se funden sabiamente los elementos naturales, a los que dota de vida propia, trátese de los geológicos, vegetales o humanos: piteras, tuneras, palmeras, plataneras, árboles diversos, adornan paisajes donde las sencillas arquitecturas populares plantan sus formas cubicas entre cultivos o eriales inundados por la poderosa luz solar que hace resaltar la pureza de los colores más variados, al modo de Gauguin: verdes, azules, rojos, amarillos, dorados, ocres,... que aparecen ligados entre sí, justificando un cosmos donde la naturaleza entera queda concatenada en un todo, a través de la mágica luz, produciendo el efecto de una placidez, belleza y armonía, verdaderamente virgiliano, donde poesía y naturaleza parecen estar fundidas a través de la obra de arte. Pero si lo cósmico es la principal característica que resaltamos en los “Paisajes de Oramas“, la intimidad, la dignidad y el expresionismo mágico, podría ser el denominador común de su galería de “Retratos” femeninos”, mujeres genéricas a las que reivindica, desde la universalidad, en su función laboral de “Lavanderas”, “Aguadoras”, “Campesinas” o simplemente “Con mantilla”, “Jóvenes” o “Anciana”. Sobre fondos naturales o neutros, estos “Retratos” captan a la mujer canaria, de finas facciones, con cierto aire de indefinición entre nostalgia, tristeza y jovialidad, sobresaliendo el que representa, bajo el nombre de “Anciana”, que probablemente pertenece a su propia abuela, pero al que el pintor denominó “Mi madre”, fallecida joven cuando Oramas apenas contaba dos años. Ataviada con el austero traje color marrón, tan al uso en las mujeres canarias de cierta edad hasta bien avanzado el siglo XX, la adorna con pañuelo azul al cuello, cuyo color atenuado emplea el artista en el cabello de la señora, dándole así un toque de jovialidad y modernismo, al tiempo que rejuvenece el espíritu de su abuela-madre en un alarde por darle al color el alcance de función síquica y trascendental. En la serie que nuestro pintor ejecuta sobre “Los Riscos”, el urbanismo de la espontaneidad popular alcanza la trascendentalidad artística en una explosión de luz y color, que en gran medida obedece a la propia realidad, hasta el extremo que el propio Ayuntamiento de la Ciudad de Las Palmas de G.C. los ha tomado recientemente para aspirar a la capitalidad cultural europea bajo el lema de “Vivir el Risco”. La belleza aquilatada por este excepcional artista, conseguida desde el autodidactismo y la intuición metodológica de la Escuela Luján Pérez, constituye una de las máximas expresiones de la cultura plástica generada en Canarias. Cristóbal García del Rosario. Catedrático de Historia.

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Definición y principios que conforman a la “Escuela Luján Pérez“

Las Palmas de Gran Canaria, Las Palmas, Spain